Cacao Toltecas

Los Toltecas fueron una civilización mesoamericana que se desarrolló en la región del Valle del Mezquital, (actual estado mexicano de Hidalgo), entre los siglos IX y XIII, durante el período posclásico temprano. De origen chichimeca (nombre genérico que los pueblos mexicas y nahuas del Centro-Sur de México les habían puesto a estos habitantes del norte y occidente.)

La mayor parte de lo que sabemos de los toltecas proviene de los mexicas y textos postcoloniales que documentan tradiciones orales. Eran una sociedad militarizada, y muy buenos comerciantes.

 

Debido a su gran poder militar, se expandieron rápidamente: ocuparon la ciudad de Teotihuacán y se impusieron sobre los pueblos de la región. Mas tarde, se instalaron en la ciudad de Tollan-Xicocotitlan, la actual Tula.

 

Los Toltecas fueron contemporáneos del Imperio Mexica. Cuando la civilización maya y teotihuacana vieron su declive, el pueblo tolteca se extendió a lo largo de la meseta central durante los periodos clásico y posclásico (800 d.C. – 1200 d.C.).

El poder de la cultura tolteca se basaba en la gran diversidad agraria proveniente de sus distintos territorios: Las cosechas eran variadas, y el cobro de impuestos se convirtió en el sustento de su economía. Dominaron la metalurgia y la cerámica.

Tenían gran habilidad para la artesanía, destacándose en el esculpido de la piedra. Son características las esculturas monumentales de guerreros y jefes militares, especialmente las llamadas «atlantes» en el centro ceremonial de Tula.

Sus dioses fueron tomados de la cultura teotihuacana, se les ofrendaba con sacrificios humanos, para los que se empleaba generalmente a prisioneros de guerra.

La leyenda del origen del cacao: Toltecas

El Tonalámatl, el libro de los augurios de los sacerdotes de la diosa Xochiquetzal, relata la leyenda del origen del cacao.

El Códice Tonalámatl es un códice pictórico que utilizaban los hechiceros mexicas como base para los rituales. Se trata de un calendario de 260 días (la gestación de un bebé) en el que cabe destacar la cantidad de veces que aparece representado el cacao, ya sea como planta, grano o mazorca. En la primera página del códice, por ejemplo, hay una representación del Universo, con sus cuatro rumbos custodiados cada uno por un árbol sagrado. En la parte central se encuentra el dios del fuego, Xiuhtecuhtli.

El árbol del cacao es el que se encuentra custodiando el Sur, y a su vez lo protegen dos dioses: Cenotl, el dios del maíz, y Mictlantecuhtli, el dios de los muertos. El maíz para las culturas mesoamericanas representa la vida, así que de algún modo el cacao se representa como nexo de estos dos mundos.

Los dioses, compadecidos de las penurias del pueblo tolteca, resolvieron que uno de ellos bajara a la tierra para instruirles en las ciencias y las artes. Quetzalcóatl, (el dios de la serpiente emplumada) sentía gran interés por los toltecas, por lo que tomó forma humana y descendió sobre Tollan como un rayo de la estrella de la mañana.

Los habitantes de la ciudad, hombres buenos y trabajadores, quedaron asombrados con su aparición. Junto con él acudió Tláloc, el dueño de las lluvias, dador de la vida y dueño de las almas separadas de los cuerpos, y Xochiquetzal, diosa de la alegría y el amor, esposa de Tláloc, y enseñaron al pueblo tolteca sus saberes.

Quetzalcóatl regaló también una planta que había robado a los dioses, quienes la guardaban celosamente. Era un pequeño arbusto de flores rojas y oscuros frutos, con los que los dioses preparaban una bebida exclusiva de los dioses.

El dios plantó el pequeño arbusto en los campos de Tula y pidió a Tláloc que lo alimentara con la lluvia y a Xochiquetzal que lo adornara con flores. El arbolillo dio sus frutos y Quetzalcóatl recogió las vainas, hizo tostar el fruto, y enseñó a las mujeres a molerlo y a batirlo con agua para crear la bebida divina.

Según la leyenda, los toltecas tenían cuatro clases de cacao: el cauhcacahuatl, el mecacahuatl, el xochicacahuatl eran variedades usadas como moneda, y el tlalcacahuatl era el que tostaban.

Gracias a estos regalos, los toltecas se convirtieron en un pueblo rico, sabio y feliz. Los dioses, cuando supieron que los hombres tomaban la bebida del cacao que les fue robada, enviaron a Tezcatlipoca, dios de la noche y de las tinieblas, para que embriagase a Quetzalcóatl con alcohol para avergonzarle.

Cuando Quetzalcóatl despertó del sopor, decidió marchar y, aprovechando un rayo de luz de la estrella vespertina, regresó a su hogar junto a los otros dioses, pero prometió regresar.

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