Vida Huni Kuin
El ecosistema en el que viven los Huni Kuin (o Kaxinawá) se divide en tres áreas bien marcadas:
Por una parte está el poblado, formado por casas familiares, casas abiertas, sin paredes, y malokas, espacios comunes igualmente techados y abiertos. Todas las construcciones están íntegramente fabricadas con materiales de la selva. Por lo general duermen en hamacas aunque tienen algunos colchones.
Al lado de las casas están las chacras, las zonas cultivadas. Después nos encontramos con un área de la selva aún con bastante presencia humana con caminos abiertos. Por último, está la selva profunda, la selva virgen más grande del mundo, en la que tan difícil resulta adentrarse.
Plantan algunas verduras y frutas: Sobre todo yuca, maíz, judías, plátano (en todas sus variedades), cacahuetes, sandía, papaya, piña, açaí. Con la yuca hacen una harina que echan en prácticamente todas sus comidas. También hacen algunos zumos de fruta fresca, como el jugo de açaí.
Hay algunos alimentos que compran, así que alguna vez acompañan sus comidas con arroz o con pasta, aunque no es lo normal. La comida se complementa con lo que hayan conseguido cazar, ya sea carne o pescado. Esta comunidad come todo tipo de carne a excepción de sus animales sagrados: serpiente, águila, urbú (de la familia del cóndor), el resto de animales, los comen. Son los hombres los cazadores, pero no todos ellos.
Un pequeño grupo de ellos tiene el rol del cazador, que le viene dado por sus ancestros así como por su cuerpo, más atlético que el del resto pues a veces caminan todo el día, durante muchas horas, en la selva. Tienen que conocerla muy bien, a ella y a los animales. Los conocen aún sin verlos, pueden sentirlos, oírlos, olerlos.
Los cazadores tienen también un sentido profundo de la ética de la selva. No matan nada que no vayan a comer, e intentan pasar de inadvertidos lo máximo posible. Lo normal es que vayan dos hombres a cazar, no más, para generar el mínimo impacto posible pero para estar protegidos. Cuando van a pescar, sin embargo, van juntos hombres y mujeres.
Si un poblado emigra a otras tierras y abandona la aldea, ésta será comida por la selva, y desaparecerá por completo bajo su espeso manto verde en un máximo de cinco años.
Costumbres Huni Kuin
El testimonio de un terapeuta europeo que ha convivido dos meses en una pequeña comunidad Huni Kuin de unas 50 personas nos relata: Todo está en interdependencia con la selva. Absolutamente todo. Son parte de la selva y actúan como la misma naturaleza.
Se trata de una comunidad muy tradicional, no han insertado prácticamente nada del mundo occidental en sus vidas. Y para conservar esa tradición de una manera auténtica se basan sobre todo en el uso de su lengua, en su comida en su historia, su conexión con la selva, su espiritualidad, su música, sus costumbres, sus historias y conocimientos ancestrales y sus medicinas sagradas.
Su día a día se basa en la supervivencia de la misma comunidad en la selva. Así de simple y de complejo. Dependiendo de cuáles eran los trabajos, a veces se separaban en hombres y mujeres mientras que otras veces hacían el trabajo en conjunto.
La vida social de los Huni Kuin está altamente marcada por su sexo. El hombre es el depredador, el cazador, es quien trae la carne y la materia prima de la selva. Él es el nómada, el intrépido que se aventura en la espesura de la selva.
La mujer es quien transforma lo que el hombre trae del exterior y lo convierte para su uso interior. Es quien se encarga de las artesanías, de la recolección de vegetales, de la cocina de los alimentos, de la crianza de los niños.
El hombre es el encargado de construir la casa y la mujer de adornarla y cuidarla. El hombre es quien prepara y siembra la chacra y la mujer quien se encarga de sus cuidados y de la recolección de los alimentos. La mujer, en principio, no se adentra nunca en la selva virgen.
Sin embargo, aunque sus tareas están separadas en el plano material y práctico de la vida, tanto hombres como mujeres están muy unidos en el nivel espiritual de todas estas tareas. Se trata de una organización muy dual, pero ninguna de las partes se superpone a la otra, ninguna está subyugada, las dos forman parte del uno, del todo.
Habitos de los Huni Kuin
Podríamos describir así un día cualquiera en una pequeña aldea Huni Kuin en el corazón del Amazonas: Se levantan antes del amanecer, a eso de las 5 de la mañana. A partir de las 10 ya empieza a hacer mucho calor, así que hay que intentar terminar todos los trabajos que requieran mucho esfuerzo antes de esa hora.
A eso de las 10 de la mañana comen algo y descansan. No hay un programa estándar para los trabajos que hay que hacer. Cada mañana, después de desayunar (no hay ninguna diferencia entre la comida que comen en el desayuno o en la cena), el jefe se reúne primero con su familia para hablar de lo que es necesario hacer en ese momento para organizar los trabajos de la jornada.
Después se reúne con el resto de la comunidad. Esa reunión se da de manera completamente natural y todo el mundo participa en ella sin importar el sexo o la edad. Nadie está obligado a hacer ningún trabajo, todos tienen la conciencia de lo que es necesario hacer para su propia supervivencia como tribu y por eso trabajan todo el día.
No existe la ceremonia del casamiento entre sus ritos. La unión de una pareja se consagra cuando el joven prepara la chacra para su enamorada. Aunque los padres intervienen por sus propios intereses en estas uniones, no pueden obligar a los jóvenes a estar juntos en contra de la voluntad de alguno de ellos. Existen, sin embargo, muchas ceremonias que se cumplen metódicamente, como la de la fertilidad, o como la del paso de la niñez a la vida adulta.
Los Huni Kuin no tienen una palabra para denominar a la humanidad, o al ser humano. Distinguen, por una parte, al kuin(ellos mismos) y por otra al bemakia (“el otro, los otros”). Los Huni bemakia son para ellos tanto los incas como los blancos.
Existe un grupo intermedio entre unos y otros, que son los Huni kayabi, indígenas de su mismo grupo lingüístico, Pano. Entonces, para decir “toda la humanidad”, los Huni Kuin dirían “dasibi huni inun betsa betsapa”, lo que podríamos traducir por “todos nosotros y los demás que son diferentes”.
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