Festivales y Ceremonias

Las fiestas tienen una especial importancia para la constitución y fortalecimiento de las relaciones sociopolíticas entre los mismos Yawanawá y otros grupos.

Saiti (‘sai’ significa gritar) es la palabra Yawanawá que designa genéricamente ‘fiesta’ y ‘Mariri’ -que no es una palabra Yawanawá- también es empleada por otros grupos de la región.

La ‘uma aki’ (‘fiesta de la caiçuma’- especie de chicha de yuca), se extiende durante varios días y se enfoca en las relaciones intergrupales, debido a que generalmente cuenta con participantes de otras comunidades. Este ritual desarrolla varias secuencias, algunas de las cuales pueden aparecer aisladas en fiestas menores: juegos, ingestión y purga de caiçuma, escenificaciones guerreras, bailes y cantos.

Con los desdoblamientos de la delimitación del territorio, de la concienciación de los derechos indígenas a partir de los años 80 y de las nuevas posibilidades para la obtención de recursos provenientes del movimiento ecológico, los Yawanawá iniciaron en los años 80 la revitalización de sus tradiciones y su cultura.

En el año 2000 crearon el Festival Mariri Yawanawá, que busca preservar la cultura y las tradiciones del pueblo. Este festival reúne a 17 aldeas y dura alrededor de una semana de cantos, bailes, ceremonias y juegos. Está abierto a un número limitado de turistas.

Se celebra en la Aldea Sagrada, la más antigua de las comunidades Yawanawá, pues ahí se encuentra el lugar sagrado donde los abuelos (los chamanes) construyeron el lugar donde se cocinaba la abuelita “ayahuasca”.

Ese mismo lugar se convirtió después en el cementerio de los abuelos. Eso hace que ahí la medicina tenga una potencia todavía más elevada. Ahí mismo tienen también el gran árbol, la gran liana con la que se cocina la medicina sagrada.

En la Aldea Sagrada se puede encontrar un huerto de hierbas medicinales, una plantación de ayahuasca, paneles solares que sirven para iluminar la aldea de noche y bombear el agua del río, cabañas preparadas para hacer dietas y retiros espirituales, pequeñas playas sobre el río, un cementerio sagrado, una antena satelital que transmite información en vivo para un proyecto de arte digital y nuevas viviendas en construcción.

Frente a la casa comunal donde los jóvenes se juntan por la noche a ensayar música, hay un espacio circular del tamaño de media cancha de fútbol delimitado por una serpiente gigante. Es un lugar mágico de conexión con la Madre Tierra, el Gran Misterio y la Gran Floresta.

Una visitante europea que acudió hace algunos años a este festival, nos cuenta: “Es en festivales de este tipo que el pueblo abre sus puertas a los extranjeros. A las cinco de la mañana se despierta la selva y con ella todos los miembros de la tribu.

Iban al río a bañarse, cocinaban, nos daban pequeños recorridos por la selva al rededor de la aldea para enseñarnos con orgullo diferentes propiedades de cada planta. Por la noche se hacía fuego y muchos cantaban con sus guitarras.

Duermen muy temprano, cuando se va el sol. Los trabajos se reparten por familias. Muchas de ellas se dedican a hacer artesanías increíbles. Por lo general, con chaquiras multicolores con las que dibujan animales de la selva, como papagayos, pumas, jaguares y serpientes; Son artesanías de protección.

Estas artesanías se venden después en las grandes ciudades o en el extranjero. Hay algunos que no tienen ninguna actividad concreta durante el día. El festival es de carácter gratuito y tiene que invitarte alguien de la aldea o de la tribu para que puedas acudir. Todos los visitantes, sin embargo, participamos en la compra de multitud de artesanías como agradecimiento a su invitación”.

En 2002 se inauguró en la aldea de Nova Esperança el Festival “Yawa». Es un evento que pretende dar a conocer y compartir la cultura Yawanawá a otras tribus amazónicas pero también a todas las personas, cualquiera que sea su etnia o nacionalidad interesadas en acercarse a su cosmovisión.

Este gran encuentro en Nova Esperança es un momento muy expresivo para los Yawanawá que reivindica el recate, renacimiento y revitalización de su cultura. La festividad celebra la prosperidad de los nuevos tiempos en oposición al período anterior de conflictos, dispersión de familias, dificultades y opresión.

La celebración tiene lugar el mes de octubre y dura cinco días. Llegan al territorio indígena varios grupos procedentes de los centros urbanos para ver y participar en este evento. Los indígenas los ornamentan con las pinturas y explican su significado.

Algunos días, por la noche, hay rituales con romë y uni (Ayahuasca). Hay momentos puntuales en que los líderes locales ofrecen discursos sobre la cultura indígena, destacando el proceso de revitalización de la cultura Yawanawá.

Festival Nova Esperança

La chamana y compañera del líder Bira, prepara retiros espirituales a personas que llegan de todo el mundo. Ese tipo de turismo, basado en las prácticas rituales Yawanawá con fines terapéuticos es una fuente importante de ingresos para ellos, al igual que el turismo “étnico”.

Bailar y cantar el “saiti”, aprender sobre sus orígenes, beber “uni” son cosas que el pueblo Yawanawá comparte con sus visitantes extranjeros en estas festividades. En los discursos durante el Festival se presenta la historia como un renacer cultural, de afirmación identitaria y política.

Si a primera vista la etiqueta de etnoturismo puede añadir una apariencia específica al evento, la mayoría de los visitantes, así como los propios nativos, entienden el festival como algo muy diferente al turismo.

Hay entre los visitantes una búsqueda de una filosofía ecológica: “pueblos autóctonos o minorías étnicas o culturales de los cuatro rincones de la tierra son vistos como depositarios de saberes tradicionales respecto a su medio ambiente, y como alternativas éticas y técnicas al modelo económico moderno”, y así “Pueblos Originarios” es un término relacionado con el respeto a la Madre Tierra.

Para algunos Yawanawá, estas fiestas no están muy lejos de los encuentros que reunían solo a los pueblos de la región. Es un espacio en el que comparten su modo de vida con los visitantes. Los conocimientos y técnicas chamánicas tratan de la relación con los yuxin, los espíritus que habitan el bosque y que interfieren en la vida de los humanos.

Expansión Cultural de la Ayahuasca

Hace años que la abuela ayahuasca amplió sus fronteras, fue interpretada a través de otras formas de comprensión de la experiencia, salió de la selva amazónica. En este momento, esta práctica se expande como un movimiento global, centralizado entre América y Europa, heterogéneo en sus formas de expresión.

Surge la era de la comunicación y las redes sociales, ampliando sus fronteras, sobre todo por medios virtuales. El pueblo Yawanawá participa en la expansión de la conciencia humana a través de la toma de esta planta en festivales o ceremonias a lo largo de los cinco continentes.

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