Palo Santo, árbol sagrado
Tras la caída natural del árbol, esta madera debe curarse naturalmente, lo que lleva un tiempo estimado de entre 4-8 años, donde diversos insectos y pequeños animales se posan por toda la madera, transformando la savia y el tronco. Después de este largo proceso, esta madera se puede recolectar de los bosques, y ya ha adquirido su fuerte y único aroma a Palo Santo.
Actualmente, Perú y Ecuador tienen leyes específicas para la extracción de Palo Santo, y talar el árbol es ilegal. Sin embargo, cuando el Palo Santo se obtiene de un árbol que fue cortado mientras estaba vivo, se sabe que no se respetó el tiempo natural de todo el proceso ya que el resultado es una madera sin aroma, que se quema rápidamente y de color amarillo muy claro, casi blanco. El aroma debe ser dulce y amaderado.
El Palo Santo peruano no se considera un árbol en peligro de extinción. Existen otras especies de Palo Santo distribuidas en las Islas Galápagos, México, Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil, como Bulnesia sarmientoi, Bursera malacophylla, Guaiacum officinale, Guaiacum sanctum, algunas de las cuales se mencionan en la lista de “especies en extinción” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pero no son la aromática madera aromática utilizada durante siglos y conocida mundialmente como Palo Santo.
La apariencia visual del Palo Santo indica, a través de su coloración amarillenta o anaranjada, si se trata de la especie Bursera graveolens, y cuanto más oscura sea su coloración, más tiempo reposó en el bosque y más tiempo tuvo para su proceso de transformación.
Además de en Sahumerios o como repelente de insectos, también se considera una planta medicinal; La infusión de las hojas alivia los ataques de tos. La madera también se utiliza en forma de té, mediante decocción, para aliviar los síntomas de la gripe, como la tos y la fiebre, y se debe utilizar en bajas cantidades ya que su sabor es muy amargo.