Origen e historia del Mapacho

Se estima que esta planta es originaria de la zona andina, cerca del lago Titicaca y su cultivo se remonta a entre 5.000 y 3000 años a.c.  entre Perú y Ecuador.   En Cuba, La aclimatación de la planta Nicotiana tabacum tuvo lugar por los indios aravacas 2.000 años antes de Cristo.  

Entre los pueblos que usaron el mapacho, estan los jíbaros del Amazonas, los aruacos de la cuenca del Orinoco y más al norte, los aztecas. Fue de la mano de los arhuacos como llegó a la isla de Cuba, donde se aclimató unos 2000 años a.c.

Sin embargo, el origen de esta planta es mucho más remoto, y se estima que tiene una antigüedad de dieciocho mil años; mucho tiempo antes de ser cultivada, desde tiempos inmemoriales, el mapacho ya se fumaba, se aspiraba por la nariz en forma de rapé, se masticaba, se comía, se bebía, e incluso se usaba en gotas en los ojos.  

Era imprescindible en las ceremonias religiosas, y en todo tipo de rituales: se soplaba sobre el rostro de guerreros antes de la lucha, se esparcía en campos antes de sembrar, se ofrecía a los dioses, se derramaba sobre las mujeres antes de una relación sexual, y tanto hombres como mujeres lo utilizaban como narcótico; en toda América del Sur era considerado una medicina milagrosa.

 

“Cuando los nativos americanos introdujeron el tabaco a los inmigrantes europeos, deliberadamente dejaron fuera la salvia y otros ingrdientes cruciales para alterar la conciencia. Por una parte, lo hicieron debido al principio espiritual de no dar a conocer sustancias alteradoras de la conciencia a los no despiertos espiritualmente. Los nativos americanos vieron rápidamente que, aunque los europeos habían superado la pobreza y eran técnicamente adultos, sufrían de un curioso y más bien trágico retardo espiritual.

Los europeos no tenían visiones, no se podían comunicar con los espíritus de sus ancestros, y no sentían la divinidad de los cuatro elementos. No sólo carecían de estas habilidades perceptivas, de las cuales ocasionalmente algunos nativos americanos carecían, sino que además ridiculizaban arrogantemente a quienes podían percibir tales cosas. Claramente los europeos no estaban listos para los rituales en los que se fumaban estas plantas […]

Una razón adicional de por qué los nativos americanos dieron a los europeos el mapacho sin las otras plantas y el conocimiento de cómo usarlo, fue una especie de estrategia bioquímica de guerra, esperando debilitar a estos poderosos enemigos, y alejarles o no favorecer su acceso a otras dimensiones en los que se consigue un estado de claridad con el que resolver problemas.

Muchos han señalado cómo los europeos indujeron a los nativos americanos a volverse adictos al alcohol, pero pocos han remarcado la forma más sutil pero más poderosa en que los nativos americanos hicieron adictos a sus captores. La adicción y la esclavitud son eventos gemelos en la historia, y difícilmente se encuentra uno sin el otro. El intercambio de vicios entre opresores y oprimidos es una constante.”

 

El Mapacho y los Mayas

Los historiadores identifican el uso de la planta de mapacho en la cultura maya en Chiapas, Campeche y Yucatán, donde encontraron vestigios arqueológicos que documentan el uso ritual del tabaco.

 

Quáuhyetl, así llamaban los mayas al mapacho. El ritual del sik’ar —que significa fumar— dio su nombre al “cigarro”.

Analizando los residuos químicos presentes en un recipiente maya de más de 1300 años de antigüedad, científicos del Centro de Biotecnología y Estudios Interdisciplinarios (CCIE) en el Politécnico Rensselaer (EE UU) han demostrado que los miembros de esta civilización precolombina ya consumían mapacho. (Publicado en la evista Rapid Communications in Mass Spectrometry).

La vasija tiene unos 6,5 centímetros de diámetro y muestra en su extreior jeroglíficos mayas con el significado “la casa de su tabaco”. El recipiente, que forma parte de la Colección Kislak alebrgada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, fue fabricado alrededor del año 700 después de Cristo en la región de la Cuenca del Mirador, en el sur de Campeche, México, durante el período maya clásico.

Describiendo sus ceremonias, varios observadores contemporáneos atribuyen efectos narcóticos y alucinógenos al mapacho. Esta planta es consumida ampliamente alrededor del mundo sin describirse estos efectos, pero  se describen efectos enteogénicos en algunas regiones.  Esta diferencia puede atribuirse a varios factores combinados: (1) los antiguos mayas podrían haber usado una variedad de mapacho con mayor concentración de principios activos. (2)  fumaban mapacho en momentos puntuales pero a altas dosis. (3) En las ceremonias se combinaban otras herramientas que inducen a estados alterados de la conciencia, como reverberación, cantos, danzas y diferentes formas de música.  En algunas ocasiones, consumían hierbas con propiedades alucinógenas simultáneamente con el mapacho o en lugar de él.

En el libro Popol Wuj, que hace un recuento de los orígenes de la humanidad, las acciones de los dioses y la historia del ser humano  hasta 1550, queda constancia de la importancia del mapacho en la cultura maya. En un episodio, los dioses gemelos son sometidos a una prueba en la cual deben pasar la noche en una cueva, en  total oscuridad, y mantener sus cigarros encendidos. En lugar de eso, los dioses apagan sus cigarros, pero ponen luciérnagas en las puntas de los cigarros con la intención de engañar a los Señores de Xibalba, haciéndoles creer que los cigarros permanecían encendidos. A la mañana siguiente, los dioses vuelvieron a encender sus cigarros y salieron victoriosos de la cueva.

Los objetos que los mayas aparentemente usaron para fumar, pueden ser divididos por tamaños entre cigarros y cigarrillos.   En algunos casos los cigarrillos están pintados de blanco, dando la impresión que los mayas o envolvían su mapacho en otra sustancia, tales como tusa, muy similar a la manera en que los cigarrillos son envueltos hoy en día, o aplicaban algún revestimiento, tal como cal, al mapacho.

 

El Mapacho y los Aztecas

Varios especialistas señalan que, durante su recorrido hacia el norte de la región, los mayas transmitieron el empleo del mapacho a los toltecas, quienes heredaron es cultura a los aztecas.

Dominada por unas leyes rígidas y cercenada por numerosos tabúes, la civilización de los aztecas o mexicas supo desarrollar, sin embargo, una medicina y una farmacopea eficaces. Pese a ello, la práctica terapéutica azteca era una mezcla de magia, de conocimientos contrastados por la experiencia y de religión.

La escultura azteca de Xochipilli, donde destaca la flor del tabaco (Canudas, 2005).

Los aztecas mostraban reverencia por el mapacho, al igual que hacia el cacao y el pulque; incluso, para los productos del mapacho había una norma tradicional sobre las condiciones específicas y exclusivas de su uso entre la clase dirigente, sacerdotes y guerreros; así como, para castigar severamente a cualquier otro miembro de la población que incumpliera esa regla (Pascual y Vicéns, 2004). Por su parte, también Canudas (2005), menciona el aprecio de los dioses aztecas hacia las propiedades multifacéticas del tabaco

 

Historia del mapacho en Europa

En Europa, el mapacho fue descrito por primera vez por los cronistas de Indias. Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, en su obra Historia General de las Indias (Sevilla, 1535), escribe: «Entre otras costumbres reprobables los indios tienen una que es especialmente nociva y que consiste en la absorción de una cierta clase de humo a lo que llaman «tabaco» para producir un estado de estupor ».

Para los Europeos, el mapacho fue descubierto  por dos marinos españoles que, cumpliendo órdenes de Colón, exploraban el interior de la isla de Cuba, un mes después de que la Pinta, la Niña y la Santa María tocaron tierra. Las playas de San Salvador fueron el escenario del hallazgo; Cuando los dos marinos llegaron a la orilla, los nativos les recibieron con frutas, jabalinas de madera y ciertas «hojas secas que desprendían una peculiar fragancia».

Rodrigo de Jerez y Luis de la Torre, compañeros de Cristóbal Colón, fueron los primeros occidentales en conocer su existencia.  Rodrigo, a su vuelta a España, fue encarcelado por la Inquisición acusado de brujería, ya que sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca.

Colón quedó sorprendido por el uso del mapacho en ceremonias religiosas y sociales, pues para los indios el tabaco poseía poderes mágicos y agradaba a los dioses. El mapacho era considerado una panacea: se utilizaba para combatir el asma, las fiebres y convulsiones, los trastornos intestinales y nerviosos y hasta las mordeduras de animales.

Por orden de Felipe II, Hernández de Boncalo, cronista e historiador de las Indias, fue quien trajo las primeras semillas de mapacho que llegaron a Europa en 1559. Estas semillas fueron plantadas en tierras situadas alrededor de Toledo, en una zona llamada los cigarrales, porque solían ser invadidas por plagas de cigarras. Allí se inició el cultivo de tabaco en Europa y, por este motivo, algunos historiadores sostienen que el nombre de cigarro proviene de esta circunstancia.

Pasados unos años, hacia 1560 el mapacho ya se conocía en España y Portugal. El embajador francés en Portugal, Jean Nicot de Villemain (1530 – 1600 d.c), conocedor de las múltiples propiedades medicinales del mapacho, lo envió a su a reina, Catalina de Médicis, como polvo de rapé, para aliviar sus jaquecas (Charlton, 2004; Pascual y Vicéns, 2004), y de ahí que se llamara al mapacho «hierba de la reina», «nicotiana» o «hierba del embajador».

Catalina de Médicis padecía fuertes jaquecas e hizo caso al embajador cuando éste le recomendó que tomara la planta en forma de rapé. Los dolores desaparecieron y el mapacho empezó a usarse como medicamento en Francia y el resto de Europa. Cuando Linneo publicó su Species Plantorum, eligió el nombre científico de Nicotiana tabacum en homenaje a Nicot.

La etimología de la palabra mapacho es controvertida.  Una versión  propone que “tabaco” proviene del lugar donde la planta fue descubierta, ya sea Tobago, una isla antillana, o la localidad mexicana de Tabasco. La versión más coherente es que proceda del árabe “tabbaq”, nombre que se aplicaba en Europa desde al menos el siglo XV a diversas plantas medicinales.

En 1584, Walter Raleigh fundó en América del Norte la colonia de Virginia, copió de los indígenas la costumbre de fumar en pipa y se inició el cultivo del famoso mapacho de ese territorio, que se introdujo en Inglaterra en tiempos de Isabel I. Pocos años después, el mapacho se había convertido en el principal recurso económico de las colonias inglesas. Los grandes viajes marítimos de los siglos xvi, xvii y xviii alrededor del mundo contribuyeron a llevar el mapacho y el hábito de fumarlo hasta las costas de Asia, África y Oceanía.

En Japón, Rusia, China y Turquía el uso del mapacho se combatió inicialmente con medidas drásticas, hasta el punto de que el sultán Murad IV mandó a ejecutar a numerosos fumadores y, en 1638, las autoridades chinas amenazaron con decapitar a los traficantes de mapacho. Con el tiempo, los turcos se incorporaron al mercado mundial del tabaco y se convirtieron en grandes fumadores, al igual que los chinos.